El Tajo espumado.

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Esta mañana -hoy sabado día 15- habíamos programado una excursión a Aranjuez y Bolarque para visitar la junta de los ríos Tajo y Jarama y el Tajo en el punto de su estrangulación en el embalse de Bolarque. Una excursión que a nadie ha dejado indiferente y que todas la personas que han participado han quedado agradecidas, motivadas, y más cultas.

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Al acudir al punto de encuentro nos hemos encontrado el río Tajo a su paso por Toledo absolutamente tapizado de espumas de casi un metro de altura. Era un espectáculo absolutamente dantesco que nos trasladó a los años 70, poco después de que se prohibiera el baño en el Tajo en toda la provincia de Toledo.

La historia se repite como se repitió aquel 19 de junio de 2012 mientras dábamos una rueda de prensa recordando que justo ese mismo día de 40 años antes se decretó la prohibición del baño por la contaminación de sus aguas.  Pero lo que no se repite es lo que no se produce ni siquiera por primera vez: el ejercicio activo de usar nuestra memoria histórica y aprender de ello, el ejercicio de la rectificación, el ejercicio de la voluntad política para deshacer entuertos…

Por tanto, mal que nos pese -y parece que no nos pesa tanto- la historia se sigue repitiendo; el Tajo agoniza; el Tajo da sus últimas bocanadas; el Tajo está exhaústo; el Tajo está pidiendo -a gritos mudos y sin fuerza- ayuda, socorro, piedad y justicia; el Tajo necesita sus aguas como el herido su sangre.

El Tajo lleva más de 40 años muriendo. ¿Y qué hacemos?

Unos miran para otro lado; otros hace tiempo que lo dieron por muerto y enterrado; otros le miran como el mártir necesario para el desarrollo; los más carroñeros ven todavía una oportunidad de provecho; otros…

Y los más responsables -esos, los de antes y los de ahora- miran al este y apuestan por trasvasar las últimas gotas de su sangre esperando el reconocimiento que les mantenga en sus poltronas como salvadores de un país del que son incapaces de salvar a uno sólo de sus ríos.

El Tajo está en coma, tanto si huele como si no, tanto si muestra espumas y sopas flotantes como si no. El Tajo estará en coma mientras siga siendo un canal de deshechos y detritus. El Tajo estará en coma, mientras esas inmundas aguas no discurran  junto a esas otras necesarias que le pertenecen y le den respiro. El Tajo seguirá en coma, mientras sus aguas queden confinadas, estancas e inmóviles entre presas y embalses.

Al Tajo le sobran verdugos. El Tajo estára en coma mientras unos y otros no comprometamos la voluntad necesaria y suficiente para devolverle la vida.

¿Te apuntas?

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